jueves, 20 de agosto de 2009

Ruta 29

Cuentan algunas paganas escrituras que las rutas de Buenos Aires, desde su trazado inicial, guardan algunos peligros, que bien vistos podrían ser oportunidades.

De mis entrevistas matutinas con vikingos y viejos soldados, entre mate amargo e hidromiel y un poco de ambrosía, o tal vez bizcochos "Don Satur", algunos de estos peligros me han sido advertidos.

No hace falta un traje dorado del mas puro metal empuñando una gloriosa espada para salvarse de la condena, para librar la batalla de nuestros días, contaba el cazador de las tierras de los mil lagos mientras sostenía con mano firme un mate que con toda devoción yo cebaba. Las puertas del Valhallá son todas las puertas, la salvación eterna, la vida de glorioso caballero no es solo un ideal fantástico, se puede, y se debe, serlo día a día, decía mientras escupía pequeños trozos de bizcocho. Porque, si bien, sus palabras eran profundas, sus modos seguían siendo los del buen cazador que nunca dejó de ser. Como comprender estas dualidades es tarea de Vds...

"Misteriosa Buenos Aires" de Mujica Láinez tiene partes perdidas, u ocultas" casi que lo gritó como una revelación espontánea. El grandote miró el mate en ese momento intentando, tal vez, descubrir en su contenido yerbáceo la razón a semejante declaración intempestiva.

Existe, me dijo con cara nuevamente impasible, un perro que se te aparece de modo muy amistoso, pero que oculta una extraña intención. Dicen los capítulos perdidos que darle medialunas y alguna sonrisa cariñosa nos salva de la condena al peor de los infiernos, que la aparición ni siquiera te roba el alma, porque no la quiere, y solo la desecha al quinto infierno (que dicen es el mas jodido porque ni siquiera te torturan, solo te dejan a merced del olvido mas asqueroso...), pero si uno es amable con él, te recuerda y te salva de accidentes de tránsito, por ejemplo.

No te lo dije antes para no asustarte, pero solemos andar muy cerca de la condena eterna, solo la suma inclaudicable de los detalles cotidianos puede evitar que perdamos el alma, las ganas de vivir y la potestad de amar...

Dicho eso retomo su interés de alimentarse. Ante mi estupor tomó de mis manos el termo, y caminando despacio se alejó mientras cantaba un antiguo bardo nórdico y se cebaba unos deliciosos mates de ambrosía...

A la vez que se alejaba su voz se hacía mas clara, ¿o eran sus palabras en mi cabeza?, caminaba y cantaba...

"A lonely bard wandering across the lands am I
Singing dancing finding answers to every why
The taverns are full and one crosses my path, too
I just might reward myself with a beer or two"

Wormy


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